miércoles, 17 de mayo de 2017

VENCER AL MIEDO





De todas las barreras que el ser humano pueda levantar para impedir su correcta evolución, posiblemente las más sólidas e indestructibles sean las barreras mentales.

 

Uno a lo largo de la vida actúa en numerosas ocasiones tras el miedo, los perjuicios, las creencias heredadas y la deformación de las ideas que se instalan en nuestra mente. Esas barreras se han levantado poco a poco, casi sin darnos cuenta. Y tras ellas nos hemos quedado escondidos al abrigo de cualquier peligro y a la sombra más absoluta.

 

Han hecho su estructura sin nuestro permiso y han diseñado muros sinuosos donde nos hemos ido recostando cuando los problemas aparecen. Tras ellos nos escondemos con la vergüenza, la timidez, la baja autoestima, el temor al qué dirán o la ansiedad de ser el centro de las miradas cuando quisiéramos estar en el anonimato.

 

Han crecido muchas veces porque así lo hemos permitido por influencia de otros y comodidad nuestra. Nos las han ido colocando, piedra a piedra, con el cemento de lo correcto y lo incorrecto, del bien y del mal por iniciativa de lo que entendían los que ayudaron a que dichas barreras creciesen. Y así de esta manera sin apenas darnos cuenta, las arrastramos pesadamente, cargadas a nuestra espalda.

 

No hay nada más peligroso que las barreras que nos impiden ser nosotros mismos y evolucionar en libertad.

 

Nada más poderoso que la imagen que se refleja en nuestro interior de cómo debemos actuar en la vida y que no encaja en  el modelo impuesto por la sociedad actual, donde nos muestran una realidad, que no se parece en nada a la que cada uno siente.

 

Y si en algún momento, os hemos armado de valor y hemos hecho intención de saltar nuestras barreras….nos ha invadido el pánico al imaginarnos en el otro lado de la orilla que no vemos, en ese otro mundo que queda fuera de nuestros límites.

 

Lo peor llega cuando nos las hemos saltado en alguna ocasión, porque a pesar de habernos sentido bien al ser nosotros mismos, los demás nos hacen sentir culpables de no haber hecho lo “socialmente correcto”, nos hacen (o mejor dicho), nosotros dejamos que nos hagan sentir culpables por hacer lo que nos dicta el corazón, por habernos atrevido a salir del rebaño.

 

Romper las barrearas de la mente cuesta mucho porque uno se imagina perdido, sin apoyos, sin tener una referencia clara que nos indique que es lo correcto.

 

Nos cuesta tomar conciencia que el bien y el mal sólo puede identificarse desde el corazón, y no desde los modelos establecidos por algo tan indefinido como lo que llamamos “sociedad”.

 

Tampoco pueden ajustarse dichos conceptos a la mentalidad de quienes nos educaron, con su mejor intención, pero a veces con nefastos resultados. Todos sabemos cuándo estamos haciéndolo bien y cuando dañamos a alguien, o a nosotros mismos.

 

Hemos de guiarnos por nuestra intuición y seguir el camino que nos indique nuestro interior, en un acto puro de sinceridad con nosotros mismos.

 

Romper barreras significa encontrarnos al otro lado con un YO desconocido, que nos dará paso al entendimiento y a la comprensión de la sencillez de vivir.

 

MERECE LA PENA INTENTARLO….NO LO DUDES.

 
Fuente: Esteban Pérez

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